Los iankovers, un grupo colombiano con raíces ucranianas
Los iankovers cantan canciones tradicionales, latinoamericanas y ucranianas. El líder del grupo, Yanko, tiene orígenes ucranianos y habla el idioma. Su madre es de Kyiv, la capital ucraniana, y su padre colombiano.
Los otros integrantes del grupo, Isamar y Nicolás, son colombianos, pero están estudiando el ucraniano. Ningún concierto de Los Iankovers pasa sin canciones ucranianas y su forma de transmitir el amor hacia la cultura ucraniana.
Lee a continuación: ¿Cómo reciben las canciones ucranianas en el mundo?, Sobre la música de los Andes y los Cárpatos, Los platos ucranianos favoritos, Sobre la propaganda rusa en América Latina y cómo la cultura puede hacerle frente.
Yanko, no es el primer concierto de Los iankovers en España. ¿Qué ciudad española es vuestra favorita?
Ya hemos tenido conciertos en diferentes ciudades de España: Valladolid, Madrid, Alcalá de Henares, Granada, Almería y Alicante. Cada ciudad tiene su particular sabor y color, pero lo más importante, agradable e inspirador es sentir la fuerza y el amor de las diásporas ucranianas en todas ellas. También es especial para nosotros dar conciertos en España porque somos un grupo hispanohablante y podemos seguir hablando nuestro idioma estando aquí, es muy cómodo. Granada tiene un espíritu histórico especial, Sevilla es una ciudad muy bonita. Alicante, por desgracia, quedó pendiente de descubrir por falta de tiempo y una agenda muy apretada.
Yanko, háblanos un poco sobre ti. Naciste en Bogotá, en una familia colombiano-ucraniana. ¿Cómo empezó tu carrera musical y qué te impulsó a elegir vuestro estilo musical? ¿Por qué la música ucraniana precisamente?
He nacido en una familia musical. Aunque ambos de mis padres tienen otra carrera universitaria, también estudiaron música y fue así cómo se conocieron. Mi madre en esa época ya vivía en Colombia. La música era más que una profesión de mis padres, es una lengua materna adicional para mí porque la aprendía al mismo tiempo que aprendía a hablar. En cuanto a Ucrania, es una parte indivisible de mi propia identidad, uno de los mayores regalos que he recibido de mi madre. También tocamos música latinoamericana, pero la música ucraniana siempre está conmigo, especialmente ahora.
Yanko, hablas muy bien en ucraniano, pero en numerosas entrevistas has mencionado que lo aprendiste ya siendo adulto, ya que tu madre es ruso parlante. ¿Qué te inspiró para hacerlo?
Cuando tenía unos 19-20 años sentí una llamada interior que me llamaba a traer la música ucraniana a América Latina, como parte de mi propia identidad. Sentí esa llamada al mismo tiempo que transcurrían las protestas proeuropeas de Maidán en la capital ucraniana por las opresiones del gobierno prorruso. Eso me instó a aprender el idioma y fomentar todo lo ucraniano, permitiéndome disfrutar de ese tesoro de la nación ucraniana, su lengua. En Colombia en particular y en América Latina en general, existen muchas lenguas indígenas, aún habladas, por una parte, de la población, aunque la mayoría solo conoce el castellano, traído en la época del colonialismo español. Los ucranianos tienen un tesoro enorme y una oportunidad única de hablar su propia lengua. Dado que me considero ucraniano también, no quería quedarme al margen.
Isamar, eres de origen venezolano, pero también dominas el ucraniano. Cuéntanos, ¿por qué decidiste estudiarlo y cómo conseguiste tener ese nivel?
Estudio el ucraniano porque es importante. También me gusta mucho y es parte de la identidad del país. Es mi forma de mostrar mi respeto y apoyo, promocionando la cultura ucraniana y su idioma. También lo estudio para dar un ejemplo de cómo se puede hablarlo siendo extranjera.
Primero empecé a estudiarlo sola viendo vídeos en YouTube y después seguí con mi profesora Nadia Vasylchenko que vive en Chile. También Yanko me ayuda mucho. Además, escucho música ucraniana todos los días.

Nicolás, ¿cuánto tiempo llevas estudiando ucraniano? ¿Con qué dificultades te has encontrado por el camino?
Empecé a estudiar ucraniano con Duolingo, después lo dejé un tiempo y lo retomé hace un año. Lo más difícil para mí es recordar ciertas palabras y declinaciones.
¿Cómo percibís la cultura y la música ucraniana en comparación con las de América Latina?
Hay mucho en común: calidez, música folclórica, similitud de instrumentos — flautas, zampoñas, melodías armoniosas y musicales. La música en los Andes en América Latina tiene mucho en común con la música de las montañas de los Cárpatos ucranianos. Tanto los pueblos de América Latina como los ucranianos son muy cálidos, con cualidades que entran en tu corazón y se quedan en el alma.
En el plano de cultura y música, el pueblo ucraniano tiene más conciencia nacional que el pueblo colombiano. Se nota en las canciones y en el día a día de los ucranianos. Por supuesto, hay mucho donde trabajar y es por eso por lo que intentamos inspirar con nuestra música al pueblo ucraniano. Es una nación más unida que la colombiana. En Colombia, por ejemplo, aunque te traten bien si vienes de otro país, siento que los ucranianos lo muestran de una manera más genuina y es algo que me encanta.
El año pasado estuvisteis de gira por Ucrania, ¿qué ciudad os llamó más la atención?
Todas las ciudades. En Ivano-Frankivsk la calle de los 100 metros (nombre informal de la calle de la Independencia). Hay retratos de los héroes caídos que nos conmovieron mucho. Al día siguiente del concierto llevamos flores para dejarlas en el lugar. En Uzhgorod vimos una cafetería a la orilla de un río y a la gente dando una vuelta por el paseo. No tuvimos tiempo de ver mucho más, pero se veía muy bonito. Chernivtsi tiene un ambiente muy especial. También visitamos Drogobych, Truskavets, considerado un lugar turístico. En Truskavets se puede observar la influencia germánica en la arquitectura y otras más. Por supuesto, Lviv impresiona mucho por su arquitectura, historia. Isamar adora Lviv, es su ciudad favorita en el mundo entero. Yo también tengo un sentimiento especial por Lviv.
¿Cuál es vuestro plato ucraniano favorito? ¿Hay algo que os apetece especialmente cuando estáis en Ucrania?
Mi plato favorito son los varenyky con guindas. En realidad me encanta toda la cocina ucraniana: borsch, burgers Kyiv, gombovtsi, banosh con tocino y queso, zrazy…
¿Cómo reaccionan los extranjeros al escuchar vuestra música? ¿Alguna historia curiosa sobre vuestros conciertos o actuaciones en las calles europeas?
Los extranjeros reaccionan positivamente, con curiosidad, también en Colombia. En todas mis actuaciones en América Latina, muestro algo ucraniano. Me he encontrado con una cosa no tan positiva y es que la sociedad latinoamericana es algo más cerrada en cuanto a la música en otro idioma. No es porque solo quieran oír lo suyo, sino porque no reciben tan bien aquello que no entienden. No es una sociedad que ha aprendido a saborear cómo suenan otras lenguas, siente la necesidad de entender de qué se habla. En Europa, en cambio, hay más apertura, en parte porque se convive con vecinos que hablan otras lenguas. En América Latina, que es un territorio muy grande, casi todos hablan en castellano. A nivel europeo coexisten diferentes idiomas y siento que, sobre todo en Ucrania, la gente es más abierta a simplemente disfrutar de cómo suena el castellano, aunque no lo entiendan.
En Europa, en general, la reacción es muy positiva. Hemos tenido situaciones curiosas en Bulgaria. Allí, a pesar de los ánimos prorrusos, a menudo nos escuchaban, sonreían y se interesaban en saber de dónde procedía nuestra música. Al decir que era música ucraniana se quedaban muy sorprendidos. Es justo uno de nuestros objetivos, crear un sentimiento de simpatía hacia Ucrania a través de su música. En Bulgaria, a pesar de haber mucha población con ideología prorrusa, también hay otro punto de vista y pudimos encontrar a búlgaros que ya conocían algunas canciones ucranianas e incluso las cantaban, sobre todo las patrióticas como “Oy u luzi chervona kalyna”, “Hey, sokoly”, “Ridna maty moya”. En nuestras redes sociales hay un vídeo en el que cantamos canciones ucranianas con nuestro buen amigo Toros, búlgaro de origen armenio. Sentimos mucho apoyo hacia Ucrania, en Bulgaria, en Macedonia y otros países. También hubo casos negativos: gritos de “fascistas”, intentos de interrumpir la actuación, incluso en Suiza. Pero son excepciones.
¿Por qué la música ucraniana podría ser interesante para otros pueblos?
En Ucrania hay muchas canciones muy animadas, canciones que rompen estereotipos existentes en América Latina sobre que la gente del Este de Europa es fría y sombría. Esa música con chispa rompe el mito y demuestra que los ucranianos aman las celebraciones y los bailes. Hay muchísima variedad en el plano histórico, étnico, con diferentes influencias en la zona de Bukovyna, en los Cárpatos, de los húngaros, romos, en el centro de Ucrania son las inspiraciones cosacas, la música pop y la música folclórica. El problema radica en el desconocimiento de esa música por la gran mayoría, pero es muy interesante.
¿Con qué mitos sobre Ucrania os habéis topado antes de conocer el país? ¿Es cierto que en muchos países de América Latina pervive una imagen idealista de la URSS y Rusia?
Existen muchos mitos, la mayoría de ellos vienen de la propaganda rusa. Por desgracia, está el mito del neonazismo, muchos mitos negativos en torno a la figura de Bandera, sobre la guerra, el idioma. También hay una tendencia que idealiza a la Unión Soviética, no solo en los países de América Latina, sino también en muchos países europeos, donde los partidos comunistas están ganando protagonismo, especialmente entre los jóvenes. Por ejemplo, en los países satélites de la URSS como Bulgaria, Rumanía, antigua Yugoslavia, hay mucha nostalgia entre la población mayor, al igual que en los países que formaron parte de la propia Unión Soviética. Es difícil de procesar estas situaciones, pero intentamos combatirlas en nuestro entorno y romper esos mitos con nuestra música.
En vuestra opinión, ¿Cómo se puede combatir a la propaganda rusa con la “fuerza blanda”?
Creo que Ucrania debe pensar seriamente en reforzar su estrategia para combatir la propaganda. Por ejemplo, crear películas de habla inglesa con un buen doblaje en castellano. Esa estrategia debe arrojar luz no solo sobre la situación en Ucrania durante la guerra tras la invasión rusa a gran escala, sino que también generar simpatía hacia lo ucraniano, incluso sin incidir en el tema de la guerra. Crear contenido, simplemente, un contenido que pueda llegar a todo el mundo. Por desgracia, Rusia lo comprendió hace mucho tiempo y se preparó bien para la invasión. En América Latina hay canales de televisión rusa a través de los cuales, sin sospecharlo, la gente asimilaba documentales sobre la Unión Soviética que la ensalzaban, la Segunda Guerra Mundial en la que supuestamente era la principal vencedora. Creo que a veces hay que aprender incluso del enemigo y conseguir contrarrestar esa propaganda desde el lado de Ucrania. Esto también se refiere a la música. En América Latina está de moda ahora el punk postsoviético. El arte crea simpatía hacia el país de origen y Ucrania debe esforzarse en ese sentido.
Este año vuestro grupo ha realizado una gran gira por las ciudades de Canadá. ¿Cómo recibió la diáspora ucraniana tu música?
Leí mucho sobre lo fuerte que es la población ucraniana ahí, pero la realidad superó mis expectativas. Me impresionó ver terceras, cuartas, quintas y hasta sextas generaciones de ucranianos que hablan libremente el idioma, incluso en sus versiones más clásicas. Hay grandes ciudades canadienses con más del 15% de población de origen ucraniano. Fue impresionante darnos cuenta de cuántas personas ahí ya nos seguían y esperaban nuestros conciertos. Tantas personas ucranianas y aquellos que aunque no nacieron en Ucrania se consideran ucranianos.
Por Olga Cherkay y Anastasiia Sarzhevska
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