España y Ucrania en el corazón: Una historia de integración y amor por dos culturas
El consejo que daría a todos los ucranianos, independientemente de la edad o de las circunstancias con las que llegan, es que lo más importante al emigrar a un país es intentar adaptarse a la vida del lugar al que se llega. Es decir, siempre recordar nuestras raíces, de dónde venimos, pero también vivir y disfrutar la vida como lo hacen los españoles: hacer amistades locales, apuntarse a actividades, compartir su cultura. Y, sobre todo, no caer en comparaciones sobre qué país es mejor. No hay países mejores o peores, sino diferentes, y todos tienen algo maravilloso. No se trata de vivir en España al estilo ucraniano, sino de integrarse en el estilo de vida español. No se trata de vivir en España como si estuviéramos en Ucrania, sino de vivir como lo hacen los españoles, sin perder, por supuesto, la esencia y la riqueza de nuestra cultura ucraniana.
Son culturas distintas, y ambas tienen su valor.
Yo soy un ejemplo vivo de que se puede amar a dos países distintos y sentirse parte de ambos.
Estoy orgullosa del país en el que nací, y también del país en el que vivo. Me siento profundamente unida a ambos.
En mi caso particular, la adaptación fue muy rápida, y os explico por qué.
Vine con mi familia siendo aún menor de edad, recién terminada la escuela. En aquel entonces, en el año 2000, prácticamente no había comunidad ucraniana en España, así que aprender el idioma fue más fácil, ya que las únicas personas con las que hablábamos en ucraniano eran mi hermana y mis padres. Con los amigos, en el colegio y en el día a día, solo se hablaba español, por lo que no quedaba otra opción más que aprenderlo rápido.
Mi visión de España entonces y ahora no ha cambiado mucho. Desde el principio me gustó el país, su clima, la amabilidad de la gente… pero echaba mucho de menos a Ucrania. Durante los primeros años, viajaba todos los veranos porque mantenía y sigo manteniendo amistades allá. Con el tiempo, empecé a querer los dos países por igual tanto Ucrania como España.
Conocí muy pronto a mi marido Pablo , y al tener hijos, mi vida cambió: cada vez sentía más arraigo en España, también por la familia y obligaciones laborales.
Me considero muy patriota de Ucrania, la apoyo profundamente.
Mi hijo León y mi hija Victoria han nacido en España, pero saben muy bien que su padre es español y su madre ucraniana. Conocen la historia de ambos países. Para mí es fundamental que sigan las tradiciones tanto de España como de Ucrania. Por ejemplo, en Pascua tenemos la tradición de vestirnos todos con vyshyvankas y celebramos fiestas de ambas culturas.
No creo que exista un tiempo exacto para adaptarse. No depende de los años, sino de las ganas que uno tenga. Créeme que en estos 25 años viviendo en España he visto de todo.
Muchos ucranianos llegan y tienden a rodearse solo de compatriotas, ir solo a lugares donde hay gente de su país, y a comparar constantemente. No digo que esté mal mantener el contacto con nuestra comunidad, es natural y necesario, pero también hay que abrirse.
Es muy difícil adaptarse si uno no sale de ese círculo. Está bien disfrutar de nuestra música, mantener nuestras costumbres, ver a gente de nuestra tierra, pero no se puede vivir en una burbuja.
Si uno realmente quiere integrarse en otro país, tiene que relacionarse con la gente local, hacer amistades españolas, participar en actividades, vivir las fiestas con ellos… Sin eso, la adaptación se vuelve muy complicada.
Además, España es un país donde es fácil adaptarse, por la amabilidad de las personas. A los 19 años me fui a estudiar a Madrid, y mis compañeros de universidad me acogieron de maravilla. Jamás me sentí extranjera.
Los españoles son personas extraordinarias. Muchas veces he dicho que me siento profundamente agradecida de que mis padres hayan elegido este país. Por supuesto, como en todos lados, hay personas diferentes y excepciones. Pero si hablamos en general, los españoles son gente sencilla, amable, siempre dispuesta a ayudar. Y una gran muestra de ello es su compromiso con Ucrania: desde el primer día de la guerra a gran escala, no han dejado de ofrecer apoyo.
Claro, los primeros años pueden ser difíciles, aunque todo depende de las circunstancias personales. No es lo mismo una familia que ha planeado su traslado y ha tenido tiempo de prepararse, que aquellas que se han visto obligadas a dejar su país por culpa de la guerra, muchas veces sin ni siquiera poder recoger sus cosas.
Muchos de los que llegaron en 2022 no pensaban quedarse, creían que la guerra terminaría pronto. Pero al alargarse la situación, las cosas fueron cambiando: los niños empezaron a adaptarse, a ir a actividades extraescolares, y muchas familias comenzaron a abrir negocios. Poco a poco, incluso quienes no tenían planes de quedarse han empezado a integrarse en la vida en España.
Por eso, la adaptación depende sobre todo de la actitud. Las familias que han decidido vivir aquí desde el primer momento buscan integrarse desde su llegada.
Eleonora Vatral
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